15 octubre 2007

"Estrenando" el Velociraptor, que mal dolor


La tarde era propicia, los midiclorianos (fuerzanitos) estaban altos, los mensajes se cruzaban entre la Membresía... en el ambiente se respiraba a salida motera, y dicho y hecho, reunión en la Sede Satanásica, conocida también como Mansión Prández, y el Caballero Soki a lomos de su Bandit, tutelado sabiamente por los Consejeros Satanásicos Docemonos (montando para la ocasión el Pterodáctilo en lugar de su habitual Titanic) y Prández, partieron rumbo a las carreteras aledañas del Puerto del Garruchal y el Cabezo de la Plata.
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La noche acababa de caer, pero no era lo único que iba a caer en esta ocasión. La BMW K1200S del Prández surcaba veloz el asfalto, rompiendo la oscuridad con su potentísimo chorro de luz, a corta distancia Docemonos sobre una BMW R1100RS que en nada delataba su veterana condición le seguía aplicado, más atrás el Caballero Soki hacía lo que podía, manifestando más tarde que "es que llevo tiempo sin cogerla"... vanas excusas que los Consejeros supieron encajar con la habitual deportividad y francachela, incluso con cierto regomello.
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La segunda parte de la ruta fue donde todo ocurrio. Curvicas deliciosas pero ¡ay! descuidadas por la autoridad competente. Quiso la desdicha que el exterior de una curva bastante cerrada estuviera lleno de una franja de medio metro de ancho y dos dedos de alto de gravilla suelta. Pero no por el exterior, no, por el interior de la franja que por la derecha delimita el carril del mismo lado. Prández, que circulaba como habitual Road Leader tuvo la mala fortuna de pasar por encima de esa trampa mortal, pero al menos los hados satanásicos nos fueron propicios y al circular a una bajísima velocidad la caída fue, para entendernos, lo menos que espachan en caída motera.
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La moto se llevó el traspajazo que se ve en la afoto, una nadería asimilable a lo que podía haber pasado si la moto se cae en parado en un sitio en cuesta. El Consejero Prández no presentó parte médico relevante, bujerico chico en pantalón y chaqueta, refregón a malas penas en ambas prendas y sobre todo la pena de tener un estreno tan tonto del Velociraptor.
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Pero como conclusión extraímos que mejor que todos los estrenos de moto y caídas sean como esta. De las que puedes contar, de las que vuelves a casa montando tu propia moto y que al cabo de un ratico puedas hasta reirte del asunto.