Gracias a Dios a la Vampirella la estaca no se le ha clavado en el corazón, sólo en una de las ruedas o gomáticos, así que en cuanto se le administre el debido tratamiento volverá a recorrer el asfalto, libre como el viento, como el sol cuando amanece...
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Por cierto, que mi Honda Transalp se llama Vampirella simplemente porque tiene un motor en V, tiene mordida, chupaba mucho (ahora ya no, la tengo dominada con dieta pobre en ajo, espejos y crucifijos) y bueno, porque al ser Transalp-ina, pues evidentemente tenía que ser italiana... "piegare, piegare"...
1 comentario:
jajajaaaa no había hecho comentario pero es que cada vel que lo leo me deshuevo
siempre sembrado (o recogiendo) ;o)
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